Misionero Callejero

Gn. 28:15. Hace un par de meses conversaba con un sacerdote, y le comentaba sobre un anhelo que tengo en mi corazón sobre una situación que estoy viviendo en mi vida profesional y que en alguna forma afecta mi vida pastoral; su respuesta fue sincera y puntual al decirme: Eduardo, siempre he sabido que esto es temporal. En la lectura que hoy te invito a que escudriñes junto conmigo, veremos algo hermoso de parte de la fidelidad del Señor, pon tu mano en el corazón y escucha la voz de él hablándote: "Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te devolveré a esta tierra. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te he dicho." Dios es y ha sido siempre bueno y hoy te está hablando de manera personal. Tú que estás leyendo este blog, no sé lo que te pasa, no sé lo que estás viviendo, no sé si has llorado, no sé si tu corazón está hecho una pasita; pero lo que si sé es que Dios te está mirando con tus virtudes y defectos, con tus altas y tus

Lc. 8:49-50. Es interesante ver cómo los niños son capaces de hacer cosas arriesgadas solo por la confianza de saber que al lado de ellos está su papá o su mamá ya que están convencidos que ellos jamás lo dejarán hacerse daño. En el evangelio de hoy, vemos dos historias cargadas del poder y la misericordia de Jesús, la sanación de la hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo. Definitivamente que ese día, los que andaban con Jesús, vivieron un día intenso y emocionante. Te invito a que nos detengamos en los versículos 49 y 50: "Estaba todavía hablando Jesús, cuando uno de casa del jefe de la sinagoga llega diciendo: Tu hija está muerta. No molestes ya al Maestro. Jesús, que lo oyó, le dijo: No temas, solamente ten fe y se salvará." Antes de seguir, conozcamos un poco de Jairo. Lucas, como médico que era, nos da detalles en su evangelio de muchas cosas, y en este pasaje nos detalla que Jairo era jefe de la Sinagoga, o sea que era parte de los ancianos y tení

Lc. 8:2-3. Ayer viví una experiencia en el trabajo con una cliente que demoró dos horas después del cierre atendiéndose por diferentes razones, esto hizo que ninguno de los colaboradores, que ya habían terminado su trabajo del día, pudiera retirarse a sus casas por temas de procedimientos internos. La cliente al ver al grupo de personas con ganas de irse me dice, qué pena! gracias por esperar y les prometo traerles un regalo la próxima vez que venga. La gratitud es clave en nuestro día a día, pero hay muchas personas que pasan la vida sin agradecer nada de lo que han recibido de Dios y de los demás. El pasaje del evangelio de hoy, Lucas nos habla de la mejor manera de agradecer. Veamos: "Le acompañaban algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras que les servían con sus bienes." Comencemos compartiend

Lc. 7:18-35. El martes pasado les compartía a los hermanos en el estudio bíblico, sobre cómo era la vida en las primeras comunidades cristianas tomando como referencia el libro de los Hechos de los Apóstoles. Anoche hicimos una dinámica de qué estamos haciendo como iglesia y qué debemos hacer, todo esto partiendo de la experiencia de las primeras comunidades cristianas. Una de las muchas cosas que salieron en la tormenta de ideas, y que era repetitivo es el de salir a evangelizar. Hoy el evangelio nuevamente nos habla o mejor dicho nos recuerda la Divina Comisión a la que tú y yo estamos llamados como bautizados y discípulo de Jesús.  Lucas nos habla de Juan Bautista, que envía a sus discípulos a preguntarle a Jesús que si es el que ha de venir o hay que esperar a otro, y la respuesta de Jesús es con obras en el versículo 22: "Y les respondió: Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen,

Lc. 7:1-17. Muchas veces hemos visto a personas, según nuestra percepción, que no merecen las cosas que tienen, o mejor dicho las bendiciones que han recibido y simplemente hemos declarado de manera fulminante un "no se lo merece". Hoy Lucas nos adentra en dos escenas donde Jesús realiza un milagro en cada una, la sanación del siervo del centurión y la resurrección del hijo de la viuda de Naím. Vamos a estacionarnos y ver cómo se da el primer milagro en los versículos 3 al 5: "Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: Mereces que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga." Estos tres versículos están cargados de dinamita pura, solo que la clave es saber manipular esta poderosa carga. En este pasaje salta a la vista el poder de la intercesión, tanto del centuri

Lc. 6:39-49. Al ver la foto que identifica el blog de este día, me vienen muchos recuerdos cuando comencé a tomar decisiones de dejar atrás muchas cosas que sabía me hacían daño tanto a mi vida física como espiritual y que más adelante les compartiré. El evangelio de hoy está lleno de ejemplos dados por Jesús, pero hoy nos detendremos en el versículo 39: "Les añadió una parábola: ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?. Hace muchos años, antes de que el Señor me encontrara, estaba inmerso en muchas cosas y una de ellas era el alcoholismo; todo lo resolvía con alcohol (stress, cansancio, tristeza, alegría, etc.). Cuando tengo mi experiencia personal con Jesús, me propuse dejar de tomar porque sabía que eso me estaba haciendo daño en muchas áreas de mi vida, lo más interesante es que quise compartir mi experiencia con mis "amigos" y ellos alegremente me invitan a conversar en una cantina, así que te puedes imaginar el final de ese eve

Lc. 6:27-38. Hay una frase tan común que se dice a diario, "yo perdono pero no olvido"; ¿qué opinas tú de esta frase?, ¿has perdonado y olvidado?. Medita en esto antes de seguir leyendo el blog. El evangelio de hoy nos da, de manera sencilla, el itinerario para que tú y yo seamos felices y vivamos en paz. Nos detenemos en el versículo 37: " No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados." Jesús nos da tres tips para nuestra Regla de Vida Personal , veamos cada uno: No juzguen y no serán juzgados: lastimosamente tenemos una vasta experiencia en juzgar a los demás por las apariencias, por su forma de hablar, por su pasado, etc. Hoy Jesús nos dice que no juzguemos, no es opcional ya que es un mandato para vivir en paz. En nuestro día a día, en cada área donde nos movemos, casa, trabajo, iglesia; vivimos del juicio a los demás, destruimos personas sin conocerlas, alejamos personas del entorno donde nos mo

Mt. 11:28. Recuerdo que cuando era niño, me llamaba mucho la atención ver a hombres vestidos de hábito chocolate, con una capucha que cubría sus cabezas del sol y la lluvia y con una cruz en el pecho en forma de T. Hoy después de muchos años he tenido la bendición de formar parte de la Tercera Sociedad de San Francisco de Asís Ministerio Hispano e inyectarme un poco más de la espiritualidad franciscana, una espiritualidad que es para todos, como nos dice el evangelio que nos regala la liturgia de hoy, donde conmemoramos el tránsito al cielo del hermano Francisco de Asís. Su historia se desarrolla en el siglo XII y es un joven que vive su juventud de manera normal pero con el paso de sus días algo sucede en su vida que no solo lo transformó a él, sino también a todos aquellos que nos hemos adentrado en su espiritualidad. No quiero seguir hablando de Francisco de Asís, quiero hablarles del Jesús de Francisco de Asís y te invito a que veamos juntos el evangelio de hoy en

Lc. 5:27-39. Ayer les compartía en el blog lo difícil que es testificar, ya que nos encontraremos con personas que se van a burlar, se escandalizarán, etc; y esto no era ajeno en el tiempo de Jesús. Hoy nos encontramos con un hombre que es llamado por Jesús a formar parte de la comunidad de los Doce, llamado Leví o Mateo, y esta vocación o llamada es fascinante por el cómo fue de fulminante en Leví este acontecimiento. Sentémonos en el despacho de impuestos junto con Leví en los versículos 27 y 28: "Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el despacho de impuestos, y le dijo: Sígueme. El, dejándolo todo, se levantó y le siguió." Cuando me encuentro en las páginas del evangelio con este tipo de llamadas hechas por Jesús, me sorprende tanto, no la llamada, sino la respuesta inmediata por el que es llamado. Jesús está formando su comunidad de los Doce, y en este caso confirma que Jesús incluye a todos en su comunidad, no es excluyente

Lc. 5:12-26. Todavía resuena en mí las palabras de un diácono que me decía, No te quedes callado, Testifica lo que el Señor ha hecho contigo porque cada vez que lo hagas el Señor irá sacando a otros del lugar de donde tú estabas. Esto me lo decía, porque me daba mucha pena contarle a los demás en las cosas en las que andaba antes de que el Señor me encontrara, te estoy hablando de hace exactamente 20 años. En el evangelio de hoy vemos en escena dos poderosos milagros hechos por Jesús, nos vamos a adentrar en el segundo, la sanación del paralítico que fue llevado por 4 amigos (verdaderos); coloco entre paréntesis verdaderos, porque los verdaderos amigos son los que te llevan a Jesús.  Entremos a la casa donde se da esto, en los versículos 24 y 25: "Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados, -dijo al paralítico-: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la

Lc. 5:1-11. Al leer este evangelio que nos regala la liturgia, me dan muchas ganas de agradecerle al Señor por dos cosas; por el llamado que me ha hecho, un llamado que pase lo que pase ha seguido tocando a mi corazón y la facultad de asombrarme al ver los frutos como resultado de mi respuesta a ese llamado. Te invito a que nos subamos a una barca junto con Pedro y Jesús en el lago de Genesaret, en los versículos 8 y 9: "Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador. Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado." Nuestro hermano Pedro está viviendo una experiencia poderosa con Jesús, que es el resultado de la obediencia a su palabras que remara mar adentro aunque haya pasado toda la noche remando y no haya pescado ni un solo pez. Este blog está dedicado para ti que eres un hombre y una mujer que tienes un llamado del Señor para hace