Ama con tu Oración


Lc. 7:1-17. Muchas veces hemos visto a personas, según nuestra percepción, que no merecen las cosas que tienen, o mejor dicho las bendiciones que han recibido y simplemente hemos declarado de manera fulminante un "no se lo merece".

Hoy Lucas nos adentra en dos escenas donde Jesús realiza un milagro en cada una, la sanación del siervo del centurión y la resurrección del hijo de la viuda de Naím. Vamos a estacionarnos y ver cómo se da el primer milagro en los versículos 3 al 5: "Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: Mereces que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga."

Estos tres versículos están cargados de dinamita pura, solo que la clave es saber manipular esta poderosa carga.

En este pasaje salta a la vista el poder de la intercesión, tanto del centurión, como la de los ancianos que fueron enviados por este donde Jesús.

En nuestro día a día, cuando necesitamos conseguir algo de una persona, tenemos que estar convencidos que esa persona es la indicada para suplir nuestra necesidad y partiendo de esto comenzamos a buscar personas que vayan a interceder o abogar por nosotros en nuestra petición.

El centurión envía a los ancianos porque estaba convencido que Jesús iba a resolver la situación, pero ese convencimiento nace de que hubo alguien que le habló de Jesús, hubo alguien que se acercó a él en un momento de su vida a hablarle del poder de su Palabra; el apóstol Pablo nos habla que la fe nace de la escucha de la Palabra de Dios (Rom. 10:17). Aquí está el origen de los milagros de Jesús, que tú y yo le hablemos de Jesús a las personas y convencerlos que solo en El hay salvación.

Un convencido, convence; el centurión tuvo que convencer a los ancianos de los judíos para que asumieran la misión de ir donde Jesús a rogarle que viniera a la casa a sanar al siervo. Quiero que veas este detalle, el centurión envía a los ancianos de los judíos; los ancianos ejercían autoridad junto con los sacerdotes y formaban parte del Sanedrín, o sea que eran del grupo que al final ejercieron mucha presión para que Jesús fuera crucificado.

Viendo este detalle, podemos decir que la intercesión de ellos consistía más en el agradecimiento al centurión que a su fe en Jesús, es por ello que su oración consiste en un "Merece que se lo concedas". Este tipo de oración, toca el corazón de Jesús, una oración sincera de agradecimiento hacia la persona por la que se eleva la oración; esto es una oración de y por amor.

Tú que estás leyendo este blog, te invito a que ores al Señor con y por amor ya que esta es la clave de arrancar los milagros a Jesús; la oración del justo tiene poder dice Santiago (Stg. 5:16), e imagínate la oración del que ama cuanto poder tiene para conseguir el o los milagros.

Ama con tu Oración a esas personas que hoy están necesitadas de un toque de Jesús en sus vidas y verás cosas maravillosas suceder, no tienes nada de qué avergonzarte al orar delante de Jesús, porque él está más interesado en tus razones para pedir por esa persona que en tu historia pasada.

Paz y bien.

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