Avanza a tu Jerusalén




Les comento que lo escrito en esta reflexión lo comencé ayer lunes en la mañana, pero tuve que salir urgente a asistir a una hermanita que su carro la había dejado tirada como a 2 horas de mi casa. Llegué en la tarde solo para prepararme a la misión que tenía en San Vicente Abajo.

De regreso al blog, les comento que el sábado y domingo estuvo cargado de aventuras misioneras llenas del Poder de Dios desde el amanecer hasta la noche de ambos días. El sábado subimos a la montaña a una comunidad llamada Centro Caisán, donde compartimos el cierre del mes de la Biblia en una jornada de Evangelización y Adoración. Fue un encuentro de comunidades en torno a la Palabra de Dios, las comunidades que estaban Caisán Alto de la Mina, Caisán Plaza, Cañas Blancas y Centro Caisán; además me acompañaron parejas de los Equipos de Nuestra Señora que fueron a testificar sobre el amor conyugal y compartir sus experiencias dentro del movimiento. Comenzamos con mucha música, alabanza, adoración, predicación de la Palabra y una oración de fe en el Poder de la Palabra. Al cierre hicimos la celebración de la Palabra con la distribución de la Eucaristía.

En la tarde del sábado dediqué tiempo a mi familia y nos fuimos al cine a compartir una película muy interesante porque nos enseñó sobre la vida fraterna, el sacrificio, la pasión, el entregarse por lo demás y el amor entre amigos hermanos. Te invito a que vayas a ver Paw Patrol.

Ayer en la mañana, subí a otra área montañosa a predicar un retiro taller a jóvenes adultos de confirmación cuando me invitaron les sugerí que fueran con sus familias, y así fue ya que llevaron a sus padres, hermanos, abuela, tíos y hasta suegra. Fue una jornada familiar tremenda donde el Señor tocó las vidas de estos hermanos de una manera poderosa. Terminamos la jornada con el culmen de nuestra fe, la Eucaristía.

En la tarde, para finalizar el fin de semana, me reuní con mis hermanos de los ENS, Equipo 5 a compartir la reunión formal escudriñando la Palabra y un tema de pareja, vida fraterna y comida, por supuesto.

Te comento todo esto, porque estoy muy agradecido con el Señor por usarme en su viña y creo que no necesito más nada. Ayer me regalaron una tarjeta de regalo y se la di a mi esposa hoy en la mañana y ella me dice que la usara en algo que necesitara, y yo le dije que la verdad no necesito nada, lo tengo todo y estoy muy agradecido por eso.

Cuando uno camina en el Señor cumpliendo sus planes y propósitos, te vas dando cuenta que cada día te abre puertas, te bendice y sobre todo sientes una protección sobrenatural a tu lado, y en esto consiste la liturgia de este lunes donde recordamos a los Santos Ángeles Custodios o mejor conocidos como los Ángeles de la Guarda; y el libro del Éxodo en 23, 20-23 nos da una explicación muy clara sobre la presencia de estos muchachos.

Escudriñemos el versículo 20: "Esto dice el Señor: Voy a enviar a un ángel que vaya delante de ti, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que te he preparado". Desmenucemos juntos este hermoso versículo. Hasta aquí había escrito ayer.

Vamos a la liturgia de hoy martes tomada de Lc. 9, 51-56. Este pasaje evangélico está preñado de muchos mensajes, vamos a ir escudriñando varios versículos del mismo

Escudriñemos el versículo 51: "Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén". Jerusalén representaba para Jesús, en ese momento, problemas, soledad, tristeza, abandono y traición de sus amigos, cruz y muerte; pero también representaba resurrección, efusión del Espíritu Santo para sus discípulos. Esto es tremendo, porque muchísimas veces preferimos quedarnos en el desierto para no ir a Jerusalén y así evitar enfrentar esas situaciones escabrosas de nuestra vida. Jesús toma la decisión de ir a su Jerusalén, sabe que nada bueno lo espera, pero hay algo que lo sostiene, la resurrección. ¿A cuál Jerusalén le temes enfrentar?, esa Jerusalén tiene nombre, tiene rostro, sabes dónde está; atrévete a ir allá, porque no habrá vida en ti o en tu familia si no enfrentas a tu Jerusalén. Jerusalén es solo un proceso, un tiempo que tú y yo tenemos que pasar, pero para llegar a la resurrección, tenemos que pasar ese tiempo o proceso. Ánimo, toma la firme determinación y avanza.

Jesús envía mensajeros para buscar alojamiento pasando por Samaria, pero los samaritanos no los reciben en su tierra; escudriñemos el versículo 53: "Pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén". Esto nos pasa a los que tomamos la determinación de enfrentar las situaciones, muchos nos van a criticar, nos van a decir que no tiene sentido, no te humilles, no te rebajes, déjalo así, no se merecen que vayas a hablar, no se merecen que los perdones o que les pidas perdón. Hoy hay muchos samaritanos dentro de nuestras familias y en la Iglesia que prefieren las cosas fáciles, muchos que dicen que, así como estamos, estamos bien; no es necesario humillarse porque no ha sido mi culpa, no vale la pena perder el tiempo, etc. Cuidado con esos samaritanos, porque se convierten en un obstáculo de la obra que el Señor quiere hacer en tu vida. O también, cuidado en ser tú un samaritano en impedir la obra de Dios en la vida de los demás. De este segundo grupo, muchos de los que decimos caminar en el Señor somos parte del mismo.

Viene algo bien interesante de este pasaje, y es la realidad de todos los que caminamos en el Señor; escudriñemos los versículos 54-55: "Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos? Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió". Esta es una realidad latente en nuestros ambientes eclesiales, gente tan entregada y cerca del Señor, pero con una actitud como Santiago y Juan, de eliminar a los samaritanos que son obstáculos en sus vidas. No los elimines, ellos son parte del proceso de tu vida, los samaritanos son necesarios para fortalecer nuestra determinación o para todo lo contrario, echarnos para atrás y no seguir a nuestra Jerusalén.

Levántate hoy, no mañana, y Avanza a tu Jerusalén.

Paz y bien.

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