Él no se arrepiente



En la reflexión del viernes 18 de agosto les compartí el tema "Es hora de testificar", y en el mismo comencé a contarles sobre lo que Dios ha hecho en mi vida. Hoy viendo la liturgia de este Domingo XX del Tiempo Ordinario, puntualmente la segunda lectura tomada de Rm. 11, 13-15.29-32 me hace reflexionar sobre lo que Dios ha hecho en mi vida y me invita a darle tantas gracias porque ha sido fiel a su llamado y a pesar de mis pecados, de mis infidelidades, de mis negaciones, a pesar de que muchas veces he tirado la toalla; Él sigue siendo fiel, sigue creyendo en mí, confía en mi vocación y sobre todo en mi respuesta a esa llamada que me hizo desde que tenía 12 años.

Te invito a que escudriñes conmigo el versículo 29: "Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección". En este momento me invade un sentimiento de ternura de parte de Dios para mí demostrándome con esto que siempre, siempre ha estado a mi lado a pesar de que me alejé de Él en un largo espacio de mi historia. Aquí quiero aprovechar para contarte parte de esa historia, donde el Señor ha sido el protagonista principal y donde me doy cuenta con toda seguridad que Él no ha sido parte de mi historia, sino que yo he sido parte de la de Él.

Corría el año 1984, ¡wao! hace 39 años que sentí por primera vez su llamado a servirle, tenía 12 años. La profesora de Religión nos indicó que teníamos que comprar el libro de la materia en la casa cural de mi parroquia, y una tarde fui a comprarlo y me encontré con el P. Juan José Mendoza CM que me invitó al grupo de monaguillos de la parroquia y me dijo que me esperaba el sábado siguiente a las 2:00 pm, y allí comenzó esta historia de amor con el Señor. Quiero resaltar que el padre fue trasladado después de un año y no supe más de él hasta el 2020 cuando estábamos en pandemia a través de Radio Vicentina; conversamos bastante por chat, comenzamos a organizar programas juntos para la radio, pero el Señor se lo llevó el 12 de diciembre de ese mismo año por causa del Covid.

A partir de 1984 comencé a servir al Señor como monaguillo, luego en 1986 formamos junto con el P. Juan Martínez CM un grupo misionero de niños llamado Grupo Nazareth. Viviendo con el padre y los muchachos esta experiencia misionera, comencé a sentir el llamado a esa vida y fui en ese año a un encuentro vocacional y decidí entrar al seminario diocesano. Después de 2 años en el seminario diocesano, conozco al P. José Francisco Ramos CM y en mis vacaciones lo acompañaba a las celebraciones en las comunidades de la parroquia y decido entrar en formación con los padres vicentinos. Transcurren 3 años de experiencia y formación con los vicentinos y tomo la decisión de salirme de la experiencia y me refugio en el mundo (alcohol, sexualidad desenfrenada, etc.) y paralelo a esto me involucro en el satanismo por 8 años que me llevó a intentar hacer pacto con el diablo hace 25 años, digo intenté porque el Señor no me lo permitió, Él irrumpió la noche del 6 de agosto de 1998 y me alcanzó salvándome de las garras del enemigo. Esta experiencia ya la compartí en una reflexión anterior. 

¿Por qué te cuento todo esto? porque Dios no se arrepintió nunca de sus dones ni de su elección. Esto es tremendo mi hermano y mi hermana, Dios es fiel al llamado, Dios es fiel a los dones que te ha dado; Dios, a pesar de todo lo que viví, estuvo allí acompañándome, siento que me tenía tomado de la mano con una cuerda como la que les amarran a los niños sus papás para caminar en la calle o en el mall, una cuerda que también está atada a la mano del padre. No sé si has visto esto, pero es una cuerda que se estira hasta cierto punto, así andaba yo, y esta cuerda se tensó aquella noche de agosto y el Señor me tiró de ella y aquí estoy sirviéndole desde aquella vez. ¿Cómo ha sido la experiencia en estos 25 años? Nada fácil, pero sí sostenido por su gracia, y gracias a su gracia, estoy de pie caminando de fe en fe llevándolo a donde me inviten, llevando su amor, llevando su misericordia, llevando su perdón.

Hoy con toda autoridad te digo que, si en estos momentos te sientes indigno, sientes que has fallado, que Dios te da la espalda porque le fuiste infiel o porque lo has negado; levántate de donde estás en este momento y ve a tu Tienda del Encuentro y conversa con Él, escúchalo porque te está esperando, está contando con tu regreso a las filas a donde has sido llamado, necesita que regreses porque tienes testimonio para contarles a los demás.

Dios no te llamó, eligió y consagró porque tú seas bueno, lo hizo porque Él es bueno y te ama con amor eterno y necesita que salgas de esa situación en la que te encuentras para ir a aquellos que están pasando lo mismo que tú y les des la mano para levantarlo como esta reflexión hoy te está levantando.

Si lo hizo conmigo, también lo quiere hacer contigo porque Él no se arrepiente.

Paz y bien.


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