Sé un líder testigo



No había podido sentarme a escribir las reflexiones de los días anteriores por falta de tiempo el domingo y ayer. Lo hermoso de este ministerio es que, no he escrito, pero sí he estado predicando el domingo a familias todo el día y ayer a jóvenes de la Pastoral Juvenil. Les comparto que ayer que estuve con la Pastoral Juvenil de un colegio de la Diócesis, un profesor, encargado de la disciplina, apoya a los profesores que dirigen la pastoral y cuando terminé se me acerca y me dice que no se congrega, que prácticamente tiene su propia religión, pero la manera de cómo le hablé a los jóvenes fue impactante para él ya que no había escuchado el Evangelio con un lenguaje como lo había hecho con ellos. Lo que le pude decir es que a los jóvenes hay que hablarles de Jesús en su lenguaje para que comprendan el mensaje y abran sus corazones. Me pidió que fuera nuevamente al colegio para que lo haga con todos los jóvenes del mismo. ¿Por qué te comparto esto? porque creo que es urgente evangelizar a los jóvenes en su realidad y en su lenguaje, ¡ojo! hablo de lenguaje, no de idioma; es predicarles en su entorno, en sus términos, con su metodología.

Hoy la liturgia en 1 Tim. 3, 1-13, nos habla de una figura muy interesante al inicio de las primeras comunidades cristianas, el Obispo. Obispo viene del griego "episkopos" que significa: supervisor. En las primeras comunidades cristianas los obispos o supervisores eran casados y Pablo presenta una serie de recomendaciones para aquellos que aspiraban a este cargo dentro de la Iglesia. 

Como los obispos son supervisores, y supervisar es ejercer la inspección superior en trabajos realizados por otros; creo que los que tenemos algún rol de liderazgo dentro de la Iglesia, los versículos 5-7 nos dan las pautas para realizar este liderazgo. Te invito a escudriñarlos: "Porque, ¿cómo podrá cuidar de la Iglesia de Dios quien no sabe gobernar su propia casa?". No debe ser recién convertido, no sea que se llene de soberbia y sea por eso condenado por el demonio. Es necesario que los no creyentes tengan buena opinión de él, para que no caiga en el descrédito ni en las redes del demonio". 

Vamos a ir desmenuzando este pasaje para ir delineando las características de un líder cristiano o responsable de equipo:

        Cuidar de la Iglesia debe saber gobernar su propia casa: esto está interesante, porque desde esa época ya se está claro que la primera Iglesia es la casa. Hay que recordar que cuando se habla de casa en el lenguaje bíblico, se está hablando de familia. Gobernar tu familia no significa mandar, manejar a los miembros de la misma, es guiar y dirigir con amor, paciencia, buena comunicación, equidad, tomando a todos en cuenta, y algo que debe ser clave en este gobierno, escuchar con el corazón a los demás. Necesitamos líderes que gobiernen con estas actitudes y valores en nuestros movimientos eclesiales.

        No debe ser recién convertido: ¡uf! esto de verdad que es tremendo, porque para que un hermano y hermana esté convertido o caminando en ese proceso, debe haber sido evangelizado; y esto hoy es una carencia evidente en la Iglesia. En las primeras comunidades se evangelizaba y luego se bautizaba, hoy se bautiza sin evangelizar porque solo se quedan en la catequesis sacramental. Pablo nos habla aquí que debe ser un convertido (evangelizado); es evidente que el que lidera algún movimiento eclesial debe haber tenido un encuentro personal con el Señor y no ser un escogido de a dedo. El que ha tenido ese encuentro, se le nota y transmite al Señor desde su gobierno, lo resumo así: el líder debe ser un pastor. Aquí hago un llamado a aquellos que les toca escoger líderes o responsables, lo primero que deben ver en los candidatos es que si son testigos convencidos y convincentes de un encuentro personal con el Señor. De no ser un convertido, sobresale algo que está dañando a nuestros movimientos, la soberbia. Mucha gente se nos ha ido de la Iglesia y de nuestros movimientos laicales por la soberbia de los líderes que creen saberlo todo, que no necesitan a los demás, que son autosuficientes, humillan a sus hermanos y hermanas y lo peor, cuando ven llegar a alguien que tiene un buen liderazgo, van a hacer lo que sea para no permitir que esa ayuda adecuada que les da el Señor, haga y cumpla su misión. Esto es lo que sucede cuando a un líder o responsable se le sube el cargo a la cabeza.

        Los no creyentes tengan buena opinión de él: hay una versión bíblica que dice así: "Es necesario que goce de buena fama ante los que no pertenecen a la Iglesia". Fascinante leer esto porque fue lo que les comenté al inicio de la reflexión con el profesor que dice que no se congrega. Tenemos que ser testigos antes que líderes, porque el testimonio atrae, tu experiencia de Dios atrae, tu modo de vivir en el Señor atrae, y esto es lo que hace crecer a la Iglesia y a los movimientos eclesiales, que los demás quieran estar y caminar contigo.

El llamado de este día es: Sé un líder testigo.


Paz y bien.

        

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