Sal a sembrar




Hay muchos evangelizadores que son buenos sembradores en la viña del Señor, son evangelizadores incansables, apasionados, entregados a la misión encomendada, pero la mayoría tienen un defecto, y es que quieren cosechar inmediatamente y así no es el proceso de la siembra de una semilla.

La actividad agraria es compleja por definición. Requiere de una serie de cuidados, procesos y pasos recomendados para conseguir finalmente los resultados esperados en forma de frutos. Para ello es fundamental prestar atención a cómo hay que preparar el campo antes del proceso de siembra. Unos requerimientos de gran utilidad para conseguir que el terreno responda lo mejor posible. Esto es los que se conoce como Análisis de la Realidad en Misionología. Te doy un ejemplo: cuando me invitan a evangelizar a una comunidad, lo primero que hago antes de la jornada es ir a visitar el lugar, conversar con las personas que dirigen la comunidad eclesial. ¿qué converso? sobre la realidad pastoral, social, cultural y algunas veces política; un evangelizador debe estar empapado de todo esto para preparar el tema a compartir cuando sea el momento de la evangelización.

Los evangelizadores somos sembradores y debemos estar claros del proceso que requiere esta siembra. Algunos pasos previos antes de sembrar son:

        Deshacernos de la maleza y malas hierbas.

        Airear el terreno y oxigenar.

        Abonar el terreno.

        Sembrar el campo.

Definitivamente que esto es Misionología pura.

Vamos al Evangelio de este día que está tomado de Lc. 8, 4-15. Antes de escudriñar lo que nos dice Jesús hoy, te invito a ir a 1 Cor. 3, 6-8: "Yo planté, Apolo regó, pero era Dios quien hacía crecer. El que planta y el que riega trabajan en lo mismo; cada uno recibirá su salario según su trabajo". Este pasaje de nuestro amigo Pablo nos alinea en cuanto al trabajo de sembradores que somos; nosotros sembramos, otros riegan y cuidan y Dios hace crecer lo sembrado, no lo dice aquí, pero es obvio que otro cosechará lo que tú y yo hemos sembrado. 

Escudriñemos los versículos 4-5: "En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando por los pueblos, otros más se le unían. Entonces, les dijo esta parábola: Salió el sembrador a sembrar su semilla". Me fascina eso de que otros más se le unían, esto es ser un buen sembrador, vas sembrando y mucha gente se va uniendo para formar parte de los sembradores de la buena semilla del Evangelio. Esos sembradores que atraen son personas que han tenido una experiencia poderosa de salvación, son aquellos que tienen celo por el Evangelio, son aquellos que son otros Cristos en sus entornos, porque te aclaro y te repito algo, la gente no anda buscando grupos, parroquias, movimientos; la gente anda buscando a Jesús, y solo los buenos sembradores muestran a Jesús. Ese sembrador siembra SU semilla, no LA semilla; esa semilla tiene rostro, tiene nombre, se llama Jesús.

El sembrador sale a sembrar; esto significa que se mueve, camina, no se queda estático como la gran mayoría de los evangelizadores que aún siguen con el #quédateencasa o en la virtualidad y es por esto que cada día somos menos en la Iglesia, pero ya estamos en el tiempo en que tenemos que salir a sembrar nuestra semilla, si es que la tenemos, de no tenerla te invito a que encuentres esa semilla para que luego salgas a sembrarla en la viña que el Señor te ha regalado.

Si ya tienes tu semilla, entonces Sal a sembrar.

Paz y bien.





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