Repara mi Iglesia



En el año 1205, salió Francisco de Asís a dar un paseo y entró a rezar en la vieja iglesia de San Damián, fuera de Asís. Y, mientras rezaba delante del Crucifijo puesto sobre el altar, tuvo una visión de Cristo crucificado que le traspasó el corazón, hasta al punto de que ya no podía traer a la memoria la pasión del Señor sin que se le saltaran las lágrimas. Y sintió que el Señor le decía: "Francisco, repara mi Iglesia; ¿no ves que se hunde?". 

He traído este extracto de la vida de Francisco de Asís, vida que ha impactado a miles de personas en el mundo, reflexionando en la primera lectura de este martes tomada de Esd. 6, 7-8. 12b. 14-20. Escudriñemos el versículo 7: "En aquellos días, el rey Darío escribió a los jefes de la región del otro lado del río Éufrates: Dejen que el gobernador y los dirigentes de los judíos reconstruyan el templo de Dios en su antiguo sitio". 

La palabra reconstruir tiene como sinónimo reparar, y quiero profundizar en el significado de esta palabra para comenzar esta reflexión: arreglar algo que está roto o estropeado, corregir, restablecer las fuerzas, dar aliento o vigor.

Nuestro amigo Francisco de Asís entendió mal el llamado que le hizo el Señor de reparar su Iglesia; no le dijo repara la Iglesia; le dijo: repara Mi Iglesia. Este muchacho recién convertido, entiende que es el templo o la capilla que debe reparar o reconstruir, pero el llamado es a reparar el cuerpo místico de Jesús que somos tú y yo. En los últimos días he estado conversando con hermanos miembros de diferentes movimientos laicales, donde ellos me comentan sus situaciones de comunidad, la desidia en el cumplimiento de la misión encomendada, la tirantez entre los hermanos que rompe la vida fraterna; y he llegado a una conclusión y opinión personal: nuestros movimientos laicales, parroquias, y hasta la misma Iglesia se ha convertido más en un ente administrativo que misionero o pastoral. Hoy nuestros movimientos laicales están preocupados por los puestos ejecutivos como si fueran una empresa privada o una ONG, están preocupados por recoger dinero de una manera más mundana que cristiana; y aclaro esto: recogen dinero con rifas, bingos, actividades seculares como bailes, etc. Hay otras maneras de recoger fondos, hacer jornadas de evangelización, conciertos con ministerios católicos y predicación de la Palabra (PrediConciertos); hermanos, tenemos que ser creativos en la evangelización ya que esto es reparar su Iglesia. Hemos dejado de confiar en el dueño del oro y la plata, como dice Ag. 2, 8, para confiar más en el oro y la plata.

Es interesante lo que dice Esdras hoy al final del versículo: "en su antiguo sitio". Ayer casualmente en la reflexión comentaba esto de volver a la experiencia de las primeras comunidades cristianas; y aquí recuerdo las palabras de Benedicto XVI a los movimientos laicales: "no pierdan nunca el carisma fundacional", y creo prudente que todos nuestros movimientos laicales hagamos un alto para volver a la fuente, para volver a encontrar el carisma fundacional de los mismos, es volver a escudriñar la vida y obra de los fundadores para recuperar el carisma fundacional de estos movimientos y así reconstruir la Iglesia que es el nuevo templo de Dios.

En este momento recuerdo ver tantos hermanos y hermanas preocupados por los arreglos físicos de los templos y capillas, cantidades exorbitantes de dinero para adornar más que repararlos, hermanos y hermanas divididos por las decisiones que se toman en torno a estas reparaciones. Lo más interesante de esto es que, aunque lo reconstruyan o amplíen, siempre llegan los mismos. ¡Cuidado! porque no estamos haciendo nada. 

Hay que reconstruir el templo que es el cuerpo místico de Jesús porque ese se está hundiendo cada día con escándalos, ideologías raras, divisiones, envidias, competencias desleales entre sus miembros, fuga de sus miembros, marginaciones de hermanos y hermanas, juicios, críticas, y muchas cosas más. No estamos siendo luz y sal en el mundo, ya parecemos ser una parte más del mundo y la verdad que esto causa tanta tristeza porque estamos viendo, como dice el P. Flaviano Amatulli: "La Iglesia se desmorona"; les recomiendo leer sus libros para un mayor entendimiento de lo que les estoy compartiendo hoy en esta reflexión.

Por favor, te invito hoy a revisar el carisma fundacional de tu movimiento laical y de la Iglesia para que nos levantemos juntos a responder al Señor aquella petición que le hizo a Francisco de Asís, y que aun hoy sigue vigente: "Repara mi Iglesia".

Paz y bien.


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