Ni fu, ni fa


Dios me ha permitido evangelizar y formar formadores de evangelizadores en diferentes comunidades y países, y en todos esos lugares me encuentro con hermanos y hermanas con unas ganas de evangelizar impresionantes, con una alegría contagiosa, con una actitud de servicio que edifica, con una voluntad de aprender que hace que uno se dé al 100% y más. Hay otros casos que te encuentras hermanos y hermanas negativas en todo, amargados, con mentalidades cuadradas y hasta cerradas, que todo lo saben, etc. Te puedo decir con autoridad, que la gente más difícil de evangelizar son los que están dentro de las pastorales y movimientos laicales, pero lo triste de esto es que los de este tipo de actitudes sean los que tienen liderazgo en ellos, porque van arrastrando a los demás.

El evangelio de este día, tomado de Lc. 7, 31-35, nos habla de esto específicamente. Escudriñemos lo que nos dice Jesús en el versículo 32: "Tocamos la flauta y no han bailado, cantamos canciones tristes y no han llorado". Como le decía al inicio, en el caminar nos encontramos con este tipo de hermanos y hermanas; gente que está dentro de la Iglesia y que parecen zombis, no los mueve nada, estáticos, fosilizados, congelados, etc.

Quiero profundizar en esto y lo haré desde mi experiencia en la evangelización y formación. Sé que suena tenaz que siempre lo diga, pero toda esta situación del cual nos habla Jesús hoy es, que la mayor parte de nuestros hermanos y hermanas que caminan en un movimiento pastoral o laical no han tenido un encuentro personal con el Señor, no han tenido una experiencia liberadora y transformadora en sus vidas por el poder de la Palabra y del Espíritu Santo. No podemos dar por supuesto, que cuando vamos a dar formación a nuestras pastorales, ya están evangelizados; eso es un error garrafal porque le estamos dando comida (catequesis) a personas que no han nacido de nuevo. 

Nuestras catequesis, lastimosamente, están desenfocadas en lo que deben ser en realidad, una formación de discípulos y no una formación sacramental. El nuevo Directorio de Catequesis nos habla alto y claro de esto, y nos presenta el Proceso Evangelizador dividido en tres etapas: Acción Misionera (Kerigma), Acción Catequética (Catequesis) y Acción Pastoral (Mistagógica).

¿Qué tiene que ver la catequesis sacramental con este tema? Muchísimo, porque es allí donde sembramos para que nuestros niños y jóvenes se queden siendo parte de la acción evangelizadora de la Iglesia. Me fascina dar formación a los agentes de pastoral (catequistas, misioneros, músicos, liturgia, etc); hace unos meses me reuní con casi 100 catequistas y viendo tal cantidad de catequistas les pregunté a cada comunidad: ¿cuántos jóvenes se confirmaron en sus comunidades? y ellos muy orgullosos del logro me decían la cantidad; luego les pregunté ¿cuántos de esos jóvenes están aquí para ser catequistas? y reinó un silencio sepulcral ante la pregunta. 

Veamos este Proceso Evangelizador, que no solo es para la formación catequética, sino también para la formación de todos los agentes de pastoral:

        Acción Misionera: es la llamada evangelización fundamental o primera, kerigma. Lo primero que se debe hacer con nuestros niños, jóvenes y adultos es evangelizarlos. La evangelización es hacer que ellos tengan la experiencia de un nuevo nacimiento en el Señor. ¿Qué hace la catequesis tradicional? hacen un retiro, y ojalá fuera kerigmático, al final del año cuando nuestros catequizandos ya están agotados y este agotamiento los lleva a cerrar su mente y corazón. Les escribí que ojalá fuera kerigmático, porque la mayoría de esos retiros son para jugar, hacer dinámicas y de repente un tema espiritual. Siempre les digo a los que me invitan: no voy a entretener chiquillos, voy a evangelizarlos.

        Acción Catequética: después de que han nacido, se les comienza a dar comida poco a poco para que vayan creciendo en su fe y respuesta al Señor mediante la conversión. Es profundizar el misterio que vivieron en el primer proceso. No podemos comenzar con esta acción sin antes haber pasado por la acción misionera, hacer esto invertido hace que los catequizandos salgan huyendo cuando reciben el sacramento.

        Acción Pastoral: un evangelizado y catequizado evangeliza. Pasan a ser catequistas, no por la catequesis, sino por la evangelización. La evangelización toca su corazón, la catequesis toca su entendimiento. Salen a evangelizar con sus carismas, pero sobre todo con su amor y pasión.

Si no hay este proceso evangelizador hoy, tendremos agentes de pastoral amargados, aburridos; tendremos agentes de pastoral Ni fu, ni fa.

Paz y bien.













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