Mentalidad de Pastor




El viernes pasado fui invitado a un colegio a compartir con los profesores un tema que encerrara empatía y relaciones interpersonales. Antes de esta jornada, me reuní con las profesoras de religión para entender lo que querían hacer, y ellas me comentaban que su interés era que fuera a una jornada con los estudiantes, pero les sugerí primero la jornada con los profesores ya que hay que evangelizar a todos, y por separado desde su realidad y su rol, y solo después se hace una evangelización masiva.

En la jornada del viernes les hablé sobre la vida fraterna desde la vida de José y sus hermanos, y partiendo de allí les recalqué que deben tener una mentalidad de pastor con sus estudiantes y dejar de un lado que todo es impartir conocimientos y comenzar a dedicar tiempo a escucharlos porque es lo que ellos están urgentes en sus vidas. También les compartí que ser maestro es una vocación, pero que lastimosamente muchos están en esto por un salario y que al final les van a pedir cuentas por cada ovejita que han pasado por sus manos.

Meditando la liturgia de este Domingo XXIII del Tiempo Ordinario, me quedo perplejo al ver que la primera lectura habla Diosidencialmente de este tema que les compartí a los maestros el viernes. Tomada de Ez. 33, 7-9, vamos a escudriñar el versículo 7: "Esto dice el Señor: A ti, hijo de hombre, te he constituido centinela para la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, tú se la comunicarás de mi parte". Quiero comenzar con el responsorio de hoy que nos invita a hacer una promesa en el Salmo 94: "Señor, que no seamos sordos a tu voz". Ojalá que todos tomemos este responsorio de hoy muy en serio y hagamos pacto de no ser sordos a la voz del Señor, y esto se hace cuando tenemos una vida de oración constante, una vida de escucha de su palabra constante; y no ser sordos a su voz no es para quedarme con lo que escucho, sino dar el mensaje a los demás sin excusas. Vamos a desmenuzar este versículo:

        Te he constituido centinela: al leer esto le doy gracias al Señor por semejante misión, ser centinela. Centinela viene de la palabra hebrea Tsafá que significa observar, aguardar, acechar, vigilar; esto es tremendo que el Señor nos tenga en nuestros ambientes para estar pendiente de los demás en cuanto a sus acciones. No es un llamado a ser vidajena para luego levantar chismes y calumnias, para juzgar y condenar; nada de eso, es estar pendiente de los demás para ayudar, levantar, sanar, liberar, amar. Hoy hay muchos vidajenas y pocos vigilantes en nuestros ambientes eclesiales. Esta es la vocación de un líder con mentalidad de pastor, ser centinela para cuidar a los hermanos que pastorea.

        Escuchar y comunicar: muchos comunican mensajes que escuchan de su propia voz o de la voz del mundo e incluso hasta de la voz del enemigo. Tenemos que aprender a escuchar al Señor y cuando estamos seguros de que es su voz, comuniquemos con autoridad lo que hemos escuchado. La voz del Señor es la única voz que da paz, las demás crean zozobra e intranquilidad. No te quedes con todo lo que te comunica y te da el Señor, el llamado es a compartirlo y no quedar encerrados en el egoísmo espiritual que hoy muchos viven. Hay tantos hermanos con grandes carismas, bien formados, y no dan nada a los demás; eso es ser egoístas por no querer compartir lo tanto que regala el Señor.

Ahora escudriñemos el versículo 8: "Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un hombre, porque es malvado, y tú no lo amonestas para que se aparte del mal camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré cuentas de su vida". Déjame decirte que leer esto asusta, porque estamos acostumbrados a decir frases como: ese es su problema, eso no me toca, es su decisión, etc. ¡Ojo! se nos va a pedir cuenta de la vida de los demás. Retomemos hablar con los demás de la conversión y de la eternidad, y como dije hace unos días atrás, usemos el púlpito para hablar del Señor y no perdamos el tiempo hablando temas que corresponden a los políticos, ambientalistas, economistas, etc. Nos van a pedir cuentas si no les hablamos de un cambio de vida, si no les hablamos de la vida eterna, si no les hablamos de abrir el corazón al Señor para vivir una nueva vida, si no les hablamos de perdonar y pedir perdón; en esto consiste el Reinado de Dios y tú y yo estamos llamados a predicar de esto, no hay otro tema más que hablar en nuestras conversaciones.

Triste saber que se están perdiendo muchas almas porque no estamos comunicando lo que Dios quiere que comuniquemos, pero es más triste saber que se pierden también aquellas que tienen la misión de comunicarlas y no lo hacen por estar comunicando lo que el mundo le interesa saber. Tenemos que comunicar al mundo lo que ellos necesitan saber, no lo que quieren saber. No amañemos la palabra de Dios, no la acomodemos para que la gente se sienta bien, pero salen vacíos de experiencia con esa Palabra.

Hay que levantar una generación de líderes eclesiales con una verdadera Mentalidad de Pastor.

Paz y bien.


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