Sinaí Personal

 


Llevo 25 años evangelizando a través de la predicación y la música, aunado a esto también formando evangelizadores kerigmáticos y con mentalidad bíblica y todos piensan que para Eduardo es fácil hablar, no tiene pena, tiene la capacidad y muchas otras cosas más. Te comento, con el corazón en la mano, que ha habido lugares y momentos donde he sido presa del temor reflejados en nerviosismo porque esto no es nada fácil porque muchas veces tenemos que enfrentar ataques espirituales muy fuertes antes y durante una jornada de evangelización masiva. 

Para que pongas en oración, hoy estaré predicando en un colegio en dos jornadas de 300 jóvenes cada una; es un colegio tan marginado, lleno de situaciones sociales sensibles, pero convencido que el Señor se va a mover y transformar a esos jóvenes. Solo un detalle de esta situación social, hace unos años un estudiante asesinó a un profesor en el colegio. ¿Por qué te cuento esto? porque este es uno de los escenarios que sé que la guerra espiritual es fuerte.

Pero hoy hay un pero, la primera lectura de este jueves está tomada de Ex. 19, 1-2.9-11.16-20b y te comparto que es una poderosa respuesta del Señor a lo que casualmente te estoy comentando en los párrafos anteriores. Te invito a que vayamos juntos al desierto de Sinaí y escudriñemos el versículo 9: "Entonces el Señor le dijo a Moisés: Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te digo y tenga siempre fe en ti". 

Al leer este versículo, escucho con el corazón una súper promesa del Señor para los que estamos en la viña llevando el Evangelio y esta súper promesa me da y te debe dar mucha paz.

El Señor te habla a ti y a mí que nos ha llamado, escogido y consagrado, y lo más fascinante que lo hace en el desierto. En el desierto solo hay sequedad, carencia, soledad, espejismo y es allí donde el Señor nos está hablando hoy indicando que se nos va a acercar en una nube espesa; Dios no es lejano en este momento de tu vida, al contrario, está más cerca de nosotros y se manifiesta en una nube. El hebreo anán quiere decir que es una nube que cubre el cielo, Dios hoy no solo te habla, sino que te cubre para que tú y yo sintamos la cobertura de su presencia, la cobertura de su misericordia y de su amor. Creo que entender esto nos debe motivar a seguir adelante y enfrentar todo lo que nos venga en el caminar, pero esto no es todo, Dios se nos acerca para que el pueblo (mundo) pueda escuchar lo que nos está diciendo. Me detengo en esta frase con un ¡wao!, el Señor nos está diciendo que el mundo va a escuchar lo que Él nos habla, ¿no te parece esto maravilloso? claro que es maravilloso que Él siendo Dios nos involucra en su proyecto para la humanidad pudiendo hacerlo solo.

Pregunta del millón ¿cómo puede el pueblo-mundo escuchar lo que Él nos habla? simple respuesta, predicando y testificando lo que nos revela en nuestro Sinaí personal, o sea en la oración y la lectura orante de su Palabra. Cuando tú y yo vivimos nuestro Sinaí personal de manera diaria, lo que viene bajando en nuestra evangelización es el acompañamiento del Señor con milagros, señales y prodigios porque estamos transmitiendo lo que Él nos habla. Esto que te acabo de decir de parte del Señor, es lo que va a hacer que la gente tenga siempre fe en ti porque están convencidos que tú no vienes de cualquier lugar, tú vienes de la cumbre de tu Sinaí personal.

¡Tenga siempre fe en ti!, de verdad que es raro leer esto porque en quien deben tener fe es en el Señor, pero resulta que tú y yo somos uno con el Señor cuando tenemos una vida orante, una vida de sacramentos y una vida de misión; somos la imagen visible del Señor y como dice San Francisco de Asís, somos Evangelio viviente.

Ya sabes mi hermano y hermana, que cuando el pueblo-mundo te escuche y te vea, sepan de una vez que vienes del Sinaí Personal.

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