Dios te cela

 


¿Ser celoso es bueno o es malo? En las relaciones de parejas siempre habrá momentos de celos, momentos que terminan en amarguras, peleas y hasta rompimientos de esas relaciones. En mi opinión personal creo que mientras seamos fieles, prudentes, amorosos, atentos; no habrá necesidad de ser celosos. 

El Diccionario de la Lengua Española define celo como la sospecha, inquietud o temor de que la persona amada deposite su cariño en otra. Hoy la realidad de las redes sociales son un factor importantísimo de creación de celos ya que sin darnos cuenta nos llevan a estar pendiente de la otra persona e incluso caemos en la invasión de la privacidad por dejarnos arrastrar por los celos.

La primera lectura de hoy está tomada de Ex. 20, 1-17 y en ella vemos que Dios nos enseña su carta de presentación y en esa carta hay un detalle fascinante, Dios es celoso. Te invito a escudriñar los versículos 5-6: "No adorarás nada de eso ni le rendirás culto, porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellas que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos".

¿Te diste cuenta de que Dios te cela? Si nos apegamos a la definición del diccionario, podemos entender que Dios está pendiente de ti y de mí y siente sospecha, se inquieta o le da temor que depositemos nuestro cariño en otras cosas o personas. Por eso Dios te cela, porque te ama y tiene temor de perderte, tiene temor que busquemos amor en otra parte o persona. ¡Wao! Dios está pendiente de mí, pero prefiero que no me cele porque si lo hace significa que le estoy siendo infiel. Hace unos días escuché a una hermana hablando del infierno y ella decía que su dolor no serían las llamas, el fuego ni el calor; su dolor sería estar lejos de la persona que más la ha amado. No tienes idea lo mucho que lloré al escuchar ese detalle de la razón de su dolor si cae en el infierno

La palabra hebrea de celo es caná en sentido malo, es un celo que causa enojo; así que el celo de Dios es un celo de enojo, eso sí que es un problema mi hermano y hermana porque si seguimos escudriñando el pasaje antes escrito vemos que habla de castigo e incluso un castigo generacional. El Señor nos está pidiendo fidelidad con esta advertencia y hoy le estamos dando mucho motivo de celos a Él porque nos estamos dejando arrastrar por el dinero, los placeres de la vida, el pasado, los rencores e incluso le damos celos a Dios cuando lo suplantamos por otra persona. Conozco de muchos casos de hermanos y hermanas que le sirven al Señor por necesidad, o sea que lo hacen condicionando el servicio a que Dios les dé algo a cambio y lo peor es que si Dios no le responde como quieren, se van tranquilamente a otros brazos creyendo que no habrá consecuencias.

Te pregunto ¿cuál es tu intención o qué buscas al servir al Señor? Algunos buscan bienes materiales, otros buscan fama, prestigio, títulos, puestos, dinero y muchas otras cosas. He tenido la oportunidad de acompañar en la misión a renombrados predicadores y músicos de nuestra Iglesia, pero la mayoría de las veces quedo decepcionado de sus intereses personales muy alejados del Evangelio. Ayer me escribió un hermano de otro país que lee las reflexiones diarias y me dijo algo que les comparto textualmente a ustedes: Solo le pido a Dios que te ayude a ser siempre humilde, que te libre de la vanidad, que te libre del amor al dinero; pues todo lo material viene por añadidura y te dará solo lo que necesitas, no más, pero serás siempre feliz y nosotros también. 

Lo que este hermano me dice son esas cosas que nos hacen ser infieles al Señor y hemos convertido nuestro ministerio o pastoral en un ATM ya que muchos están utilizando el púlpito para lucrar; siempre que me invitan a predicar a alguna parroquia me preguntan cuánto cobro y ante esta pregunta siempre respondo que yo no cobro porque esto lo recibí gratis y gratis me toca darlo.

Cuidado, mi hermana y hermano evangelizador, Dios es celoso de pequeñas cosas, seamos fieles porque su amor y misericordia son grandes y nunca dejará de sostenerte y se los digo desde mi realidad, llevo más de un año sin trabajo y Dios no solo me da lo que necesito, también me da añadiduras de bendiciones. ¿Cuál es la clave? serle fiel y cumplir sus mandamientos porque estoy convencido que Dios me cela y Dios te cela.

Paz y bien.

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