Corazón atento



Hace unos días me detuve a ver un video donde un periodista les pregunta a varias parejas que con quién del mundo de la farándula les gustaría compartir una cena; ellos muy alegres y hasta motivados comienzan a mencionar a actores, cantantes, jugadores. Luego este periodista les pone una pantalla a estas parejas y les muestra a sus hijos haciéndoles la misma pregunta; y los niños comenzaron a responder que les gustaría cenar con sus padres o con sus familias. ¿Te imaginas la cara de cada una de estas parejas? Todos lloraban y solo decían ¡Oh, Dios mío! Así puede estar pasando en tu casa hoy, anhelando muchas cosas, anhelando bienes materiales, anhelando riquezas, anhelando carro nuevo, y tus hijos solo anhelan estar contigo, compartir contigo, cenar contigo.

Hoy estamos en el Domingo XVII del Tiempo Ordinario, y meditando la primera lectura tomada de 1 R. 3, 5-13 me hizo recordar este video porque es prácticamente lo mismo que hace el Señor con Salomón al hacerle una pregunta muy tentadora. Te invito ir al palacio de este maravilloso rey y veamos lo que pasó en el versículo 5: "En aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré". Como te dije anteriormente, una pregunta muy tentadora para alguien. Si Dios te preguntara eso en este momento ¿Qué le pides?, te invito a reflexionar con el corazón en la mano y sobre todo con sinceridad en esta pregunta. Lo interesante de la pregunta es que Dios le dice lo que quieras, y yo te lo daré; Dios compromete su palabra, hace un pacto con Salomón como hoy lo quiere hacer contigo donde te dará lo que quieras. No dejes de pensar lo que le pedirías al Señor hoy.

Ahora vamos a ver qué pide Salomón en el versículo 9: "Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón, para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande? ¡Wao! ¿hermoso detalle de Salomón verdad? Al pedir sabiduría, la traducción hebrea es, dame un corazón atento; esto es crucial en nuestra vida cristiana, pedir un corazón atento para escuchar solamente la voz de Dios. Cuando tú y yo escuchamos solo la voz de Dios, podremos gobernar a su pueblo que se llama familia y comunidad eclesial que atendemos; para escuchar esa voz de Dios tenemos que aprender a discernir su voz de las voces del mundo, del enemigo y hasta nuestra propia voz. ¿Cómo sabemos entonces cuál es la voz de Dios? La voz que te da paz, esa es la voz de Dios y significa que tienes un corazón atento, cuando escuchas esa voz tienes la capacidad para distinguir entre el bien y el mal. Hoy día nuestras familias están siendo atacadas por todos los frentes, pero teniendo un corazón atento o la sabiduría que viene de Dios, nada ni nadie podrá destruir tu familia porque Dios está de tu lado peleando por ti ya que, si la respuesta de Salomón es la misma respuesta tuya y mía, ten la certeza que esa respuesta es capaz de mover los dinteles del cielo, pero también esa respuesta activa las alarmas del infierno.

Es imperativo levantar una generación de cabezas de familia con corazón atento para escuchar y obedecer a Dios, porque de nada sirve escuchar si no obedecemos a lo que estamos escuchando. Cuando te dije que nuestra respuesta a Dios moverá los dinteles del cielo, me refiero a que el Señor te va a conceder lo que estás pidiendo y mucho más como lo hizo con Salomón; le concedió incluso, en el versículo 13 lo que no había pedido: "Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo". Esto sí que es tremendo, Dios sabe lo que tú y yo necesitamos, pero cuando pedimos un corazón atento, Dios se derrama en generosidad y nos da lo que le dio a Salomón.

Ya lo sabes, responde bien para tener lo que pides y aun lo que no pides porque algo que enamora al Señor es que le pidamos simplemente un Corazón atento.

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