¿A quién estás siguiendo hoy?


Lc. 18:43. Recordar cada milagro que ha hecho Jesús en mi vida, intensifica esas ganas de seguir sus pasos donde quiera que me encuentre y sencillamente contarle a los demás todo lo que hace Jesús si le damos una pequeñita oportunidad a que entre en nuestros corazones.

El pasaje de hoy se desarrolla en el camino a Jericó y es la historia de un ciego que está sentado a la orilla de ese camino; es una historia conocida por todos donde Jesús lo sana de la ceguera. Hoy nos detenemos en lo que sucede después del milagro: "En aquel mismo momento el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús alabando a Dios. Y toda la gente que vio esto, también alababa a Dios".

Como ya lo he compartido en blogs anteriores, una de las cosas más importantes en el seguimiento a Jesús es haber tenido una experiencia personal con él, este requisito es indispensable ya que tienes algo poderoso para testificar y esto es lo que le pasó al ciego de la historia. Adentrémonos en la historia de hoy, Jesús va camino a Jericó, esto me fascina de Jesús ya que siempre estuvo en movimiento y eso es la esencia de la evangelización; el ciego escucha que algo diferente estaba pasando, había mucha gente pasando y esto no era normal así que pregunta y le responden que Jesús pasaba por allí e inmediatamente aprovecha la oportunidad y levanta una oración de clamor, oración esta que hace que Jesús se detenga y lo mande a llamar y suceda este poderoso milagro.

Ante este maravilloso milagro, ¿qué pasa con este ciego?; siempre que hacemos un estudio bíblico, nos quedamos en el milagro y es por esta razón que la gente anda buscando afanosamente los milagros de Jesús y olvida buscar y seguir al Jesús de los milagros. Estudiemos el itinerario del ciego después del milagro:
  • Recobró la vista: Jesús responde a su necesidad, recobra la vista. Hoy hay muchos y muchas que estamos ciegos a la realidad que nos rodea; es triste ver cuando alguien es capaz de grabar con su celular en la calle a dos "hermanos" que se bajan de sus carros a darse de puños y no haga nada por separarlos; esto es algo sencillo de la ceguera que nos está haciendo tanto daño e impidiendo ver la realidad de la vida, la realidad del amor y la paz que vino a traer Jesús.
  • Y siguió a Jesús alabando a Dios: el ciego de nuestra historia no dice nada ante el milagro y hace algo más contundente, comienza a seguir a Jesús en el camino alabando a Dios. Tenía muchas razones para hacerlo, y lo hace; no se queda atrás, no se queda solo con un gracias, no se queda yendo a la iglesia los domingos a calentar bancas; ¡no!, se levanta y camina el mismo camino que muchas veces caminó y que era su centro de acopio para las limosnas que le tiraban. Se levanta con ganas y pasa de sus quejabanzas, como muchos que dicen haber experimentado a Jesús, a las alabanzas, a la alegría de haber sido encontrado y sanado por Jesús.
  • Y toda la gente que vio esto, también alababa a Dios: esta gente que ahora alaba a Dios, era la misma que lo reprendían para que se callara cuando le gritaba a Jesús en el camino pidiendo compasión. Esto es evangelización pura, este ciego pasó a ser un evangelizador con experiencia de salvación y motivador para que otros sigan a Jesús, algo que está careciendo mucho en la iglesia hoy.
Tú que lees este blog hoy, estoy convencido que Jesús ha hecho muchos milagros en tu vida, pero quizás te has quedado parado en el camino y esto no te beneficia en nada ni mucho menos para aquellos que te rodean. Levántate y camina, hay muchos ciegos y ciegas en la orilla del camino que necesitamos llevar a Jesús, que necesitan ver y oír lo que Jesús ha hecho y está haciendo en tu vida hoy.

¿A quién estás siguiendo hoy?, ¿a los milagros de Jesús o al Jesús de los milagros?

Paz y bien.


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