Rompe tu Frasco de Alabastro



Mt. 26:1-16. El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús en Betania, ciudad donde viven sus amigos Lázaro, Marta y María; todos sabemos del poderoso prodigio realizado por Jesús en medio de esta familia amiga.

Nos narra la historia que Jesús está en casa de Simón el leproso, versículo 7: "se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa".

Vamos al Evangelio de Juan en el capítulo 12, y él nos dice que esta mujer es María la hermana de Lázaro, a quien Jesús había resucitado hacía un tiempo atrás. Conociendo ahora quien es esta mujer, podemos decir que tiene mil y una razones para estar agradecida con Jesús y que una vida no le alcanzaba para agradecerle lo que Jesús ha hecho en su familia.

Mateo es detallista y en el versículo 7 nos da los pasos para aquellos que quieren agradecerle al Señor por algún prodigio en sus vidas:

1. Se acercó a él: en medio de una sociedad de la época donde las mujeres estaban marginadas, ella se acerca sin miedo ni reservas.
2. Traía un frasco de alabastro: no se acerca a Jesús sin nada que darle, y no entrega cualquier cosa, entrega un perfume que no es solo caro sino muy caro.
3. Lo derramó sobre su cabeza: lo entrega todo, no se queda con nada, aprovecha el momento.
4. Mientras estaba a la mesa: hablando y escuchando.

Tú y yo tenemos muchas cosas que agradecerle al Señor y hoy y te invito a que imites a esta mujer acercándote a él aunque te sientas marginado por un pecado, un pasado, una historia y delante de Él Rompe tu Frasco de Alabastro que es tu corazón para que derrames todo lo que tienes allí tus sueños, tus anhelos, tus tristezas, tus alegrías, tu pasado, tu presente, tu pecado. 

No tengas miedo de derramarlo todo, no te quedes con nada y déjalo en la mesa de su Palabra y de la Eucaristía porque es allí en ellas donde Jesús te habla y te escucha.

Paz y bien.




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