Ni rajan, ni prestan el hacha




Cuando visito las comunidades, siempre me encuentro con el mismo patrón de que hay muchos hermanos que quieren estar metidos en todo y al final no hacen nada ni mucho menos deja hacer algo a los demás. Estas situaciones traen una serie de conflictos que terminan alejando a muchos de nuestras filas, gente con deseo de ayudar, con deseo de cambiar las cosas, pero que se les cierran las puertas sin misericordia para que no trabajen.

El Evangelio de este lunes nos habla de esta situación, está tomado de Mt. 23, 13-22 donde Jesús habla fuertemente a los escribas y fariseos de aquel tiempo, pero también a los de nuestro tiempo. Quiero aclarar algo sobre los fariseos, ya que se usa de manera negativa para denotar muchas veces hipocresía. Los fariseos eran los más rigurosos en cuanto a la observancia de la ley y este grupo estaba formado por judíos fieles que ven horrorizados la creciente influencia de otras culturas y hasta religiones en el pueblo.  Los escribas en el Nuevo Testamento son clasificados entre los principales sacerdotes y ancianos, son los encargados de enseñar lo que hay que observar de las Escrituras. Como los hay en nuestros tiempos, había gente que vivía una doble moral y por ese tipo de gente Jesús los atacaba fuertemente. En conclusión, ambos grupos son relevantes para la vida de fe del pueblo.

Vamos a escudriñar el versículo 13: "En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que quieren entrar". Jesús no se anda con paños tibios, es radical en sus mensajes y espera esa misma radicalidad de cada uno de nosotros; un ejemplo de esto es la radicalidad de San Agustín, cuya vida recordamos hoy en la Iglesia. 

Hipócrita viene del griego "hupokriteis" y denotaba un actor de teatro, y de ahí, por su sentido secundario de actuar, de dar una representación ajena a la realidad de la propia persona, vino a denotar un engañador, uno que pretende lo que no es, o que oculta sus verdaderos pensamientos, actitudes e intenciones bajo una máscara de falsas apariencias.

Es bueno conocer el origen de la palabra para entender el por qué Jesús los trataba duro habiendo también buenos escribas y fariseos. Al leer este versículo recuerdo el dicho: "ni rajan, ni prestan el hacha". Hace días meditaba casualmente sobre este dicho y lo ligaba a 2 Ts. 3, 10b-11: "Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre ustedes algunos que viven desordenadamente, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo". Pablo era otro que no andaba con paños tibios para decirle las cosas a los demás. 

Estos dos pasajes que ponemos en el tapete se pueden enfocar a cada área de nuestras vidas; hay muchos hermanos y hermanas que son verdaderas piedras de tropiezo en el caminar de mucha gente sincera que quiere servir de corazón al Señor. Nuestro amigo Pablo nos da directo a la yugular cuando dice que el que no quiere trabajar, que tampoco coma. Muchos hermanos desgastándose en los movimientos y otros echados como espectadores en un show haciendo nada, pero los ves al final buscando protagonismo y aplausos, como decimos acá en Panamá: robándose el show. Triste realidad hoy, muchos metidos en todo y no dejan trabajar a los que de verdad lo hacen con y por amor a Dios y al prójimo. Tenemos que aprender a delegar porque los que andan metiéndose en todo terminan cansados, agotados, estresados que pienso que esto no es lo que quiere el Señor; lo que quiere el Señor es que termines con el gozo y la alegría de haber servido de corazón en la obra y no quejándote de que estás cansado ni mucho menos estresado. Servirle al Señor es cansón físicamente, pero no concibo que alguien me diga que está estresado por tanto trabajo en la misión; cuando algunos hermanos me dicen esto, inmediatamente me doy cuenta que son hermanos que no trabajan nada, pero están metidos en todo. ¡Cuántos hermanos con ganas de servir! y de servir sin doblez de intención, sin buscar aplausos ni nada parecido, pero chocan con los que ni entran, ni dejan entrar y allá vemos a esos buenos servidores irse a otros movimientos o hasta otras denominaciones cristianas. Lo interesante de esto, es que comenzamos a criticar a aquellos que se fueron sin saber el trasfondo real o las razones por la que se fueron. 

Mucho más caótico es que los que andan metidos en todo sin hacer nada, sean líderes. Esos movimientos o pastorales tienen como destino la desaparición. Conozco muchos líderes, coordinadores con esa mentalidad dañina de creer que solo ellos tienen la razón, de creer que solo ellos pueden hacer las cosas, de creer que nadie más está capacitado para evangelizar, para predicar, para tocar un instrumento, para leer una lectura, para cantar un Salmo, para orar, etc. Y ¿qué causa esta realidad? la falta de evangelización y la falta de formación. Muchos dentro de nuestros movimientos no están evangelizados y esto lo que causa es el yoísmo dentro de los mismos.

Estamos en un tiempo urgente para hacer una depuración eclesial y eso solo se hace al evangelizar hacia adentro de la Iglesia porque con eso impedimos la fuga masiva de hermanos que se está dando hoy en ella por culpa de aquellos que andan metidos en todo y no hacen nada; por culpa de aquellos que ni entran, ni dejan entrar; por culpa de aquellos que Ni rajan, ni prestan el hacha. 

Paz y bien.



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