Dios cumple sus Promesas


Lc.1:57-80. Hoy recordamos el nacimiento de un personaje fascinante de las Sagradas Escrituras, Juan Bautista, que nace a partir de una Promesa de Dios a su padre Zacarías.

Quiero que veamos a Zacarías, que es un personaje poderoso en esta historia y dejamos a un lado a Juan de quien mucho se ha hablado en nuestros templos.

Es interesante ver a Dios prometiendo y cumpliendo sus promesas, pero es más interesante saber que aún Dios sigue cumpliendo sus promesas hoy, no es un Dios del pasado, es un Dios actual, un Dios del HOY. Te puedo compartir muchas promesas de Dios a mi vida y ninguna ha dejado de cumplirla, ha habido momentos de dudas como la de Zacarías al escuchar que a pesar de su edad él y su esposa Isabel iban a concebir un hijo, pero aún así Dios cumple sus Promesas.

Cómo puedes escuchar una Promesa de Dios? Como Zacarías, en la presencia de Dios, en la intimidad con El, allí es el lugar donde Dios te va a hablar al corazón, te va comentar sus planes para ti, es allí donde tú decides si le crees o no lo crees a Dios. La fe hermana y hermano no consiste en creer en Dios, la fe consiste en creerle a Dios y te digo más, aunque dudes, Dios cumplirá la promesa que ha hecho a su debido tiempo porque El no llega tarde ni temprano, llega en el momento que tiene que llegar, osea en el momento justo.

Hoy el Evangelio comienza, "al cumplirse el tiempo" no tu tiempo (cronos), se habla del tiempo de Dios (Kairos), hoy es el tiempo de Dios en tu vida, hoy es el tiempo del cumplimiento de las Promesas de Dios y si has dudado en ellas, ten la certeza que Dios igualmente cumplirá su promesa y tu lengua se soltará y alabará al Señor porque ha sido bueno y misericordioso contigo como lo hizo Zacarías en este pasaje.

El Señor quiere levantar profetas como Zacarías, profetas llenos del Espíritu Santo, para proclamar la salvación a su pueblo, para consolar a su pueblo, para restaurar a su pueblo, para gritarle al mundo que Dios está visitando a su pueblo y lo ha redimido en la cruz del calvario a través de su hijo Jesús.

Ve a la presencia de Dios y escúchale en la Palabra proclamada en la liturgia, en la Palabra escuchada en tu intimidad y al cumplirse el tiempo de Dios en tu vida, sal y predica su Amor y Misericordia.

Paz y bien.

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